El derretimiento del hielo podría provocar la erupción de decenas de miles de volcanes bajo la enorme capa de hielo de la Antártida, lo que desencadenaría un peligroso ciclo de retroalimentación de daño ambiental, advierten los científicos.
En un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Brown en Rhode Island, EE.UU., los científicos realizaron 4.000 simulaciones por computadora para tener una mejor idea de cómo la pérdida gradual de hielo causada por la crisis climática afectará a las cámaras de magma profundas. Hielo continental.
La Antártida, la masa de tierra prácticamente deshabitada que rodea el Polo Sur de la Tierra, alberga más de 100 volcanes.
Algunos de ellos se elevan por encima del hielo, aunque muchos están enterrados profundamente, lo que dificulta a los científicos localizarlos y estudiarlos, según The Independent.
Los hallazgos del informe sugieren que cuando el hielo se derrite, alivia la presión sobre las rocas que se encuentran debajo, lo que hace que el magma comprimido se expanda.
Como resultado, el magma ejerce una mayor presión sobre las paredes de las cámaras, lo que los científicos temen que pueda despertar los volcanes del continente y provocar erupciones.
Durante este tiempo, la capa de hielo actúa como una barrera protectora sobre el magma. Pero cuando el hielo derretido hace que la sobrepresión disminuya, se liberan gases disueltos en el magma.
Estos gases hacen que aumente la presión en la cámara de magma, lo que aumenta la probabilidad de que se produzcan erupciones.
Debido a que estos volcanes están debajo de la superficie, es posible que las erupciones en sí mismas no sean visibles, pero los efectos continentales pueden ser sustanciales.
Los científicos dicen que el calor generado por estos volcanes ocultos acelera el derretimiento en las profundidades de la superficie, lo que debilita la capa de hielo y genera potencial para una mayor actividad volcánica.
Los investigadores temen que esto pueda provocar más erupciones volcánicas, un círculo vicioso de menor presión superficial debido al derretimiento del hielo. Esto genera calor que sólo exacerba la velocidad a la que se derrite el hielo.
Lo preocupante es que puede que sea demasiado tarde para prevenir este patrón, sugiere el estudio. Se cree que este proceso lleva cientos de años, lo que significa que podría continuar incluso si las emisiones se reducen significativamente.
El medio informa que es posible que hayan tenido lugar procesos similares durante la última edad de hielo, cuando el hielo de la Antártida era significativamente más grueso.
Se espera que todo esto suceda a un ritmo más lento, pero genera una preocupación renovada sobre el futuro a largo plazo de la Antártida, que ya contribuye enormemente al aumento del nivel del mar.
Según la Federación Antártica y del Océano Austral, la capa de hielo se reduce cada año más rápidamente.
Para 2020, la tasa de pérdida de hielo en la Antártida se había sextuplicado en tres décadas, añade en su sitio web.